El deporte es sano. Lo dicen todos los médicos, sin excepción. Es beneficioso para el corazón, para mantener el peso, para la salud mental y para un montón de cosas más. Tú, obediente, has hecho deporte durante tantos años que ni lo recuerdas y siempre te has sentido fenomenal… hasta ahora.
Hace tiempo que te duele la rodilla, tanto, que has tenido que dejar de correr. El traumatólogo te ha dicho que tienes artrosis. El cartílago está desgastado y, antes o después, tendrán que ponerte una prótesis. ¡Una prótesis! Vale que ya no eres tan joven, pero estás en forma, te gusta el deporte y quieres seguir haciéndolo. Lo de la prótesis suena a «ya solo podré dar paseítos».
¿Es de verdad así? ¿Las prótesis de rodilla suponen el fin de la actividad deportiva? ¿Qué tipo de actividad física podrás realizar y cuánto tiempo después de la intervención? En este artículo te hablamos de artrosis, deporte y tiempo de recuperación tras una intervención de rodilla. Y, sobre todo, respondemos a la pregunta que te atormenta: «¿Podré realizar mi deporte favorito después de operarme?».
El dilema: beneficios y perjuicios del deporte
Ya lo hemos dicho: el deporte es bueno… para casi todo. Gran parte de los males del siglo XXI, como la obesidad y la diabetes, se combaten con ejercicio físico. La otra cara de la moneda son, por ejemplo, las lesiones o la menor duración de las prótesis con determinados deportes.
El ejercicio físico, fuente de vida
Que el sedentarismo acorta la vida y la actividad física la alarga se conoce hace mucho. Se sabe, además, que el beneficio se relaciona con la intensidad, la frecuencia y la duración de la actividad, aunque cualquier grado de ejercicio físico aporta ya ventajas para la salud, tanto física como mental. Y nunca es tarde para empezar: ¿sabías que hay estudios que muestran que personas muy ancianas y frágiles mejoran su estado físico e, incluso, la supervivencia, a pesar de empezar a hacer ejercicio en edades tan tardías?
Los estudios han demostrado que la actividad física es buena para todo lo siguiente (prepárate, que la lista es larga):
- Mejora la fuerza, la coordinación y el equilibrio en los adultos mayores, por lo que disminuye el riesgo de caídas y favorece la independencia para las actividades de la vida diaria.
- Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- Previene y mejora la diabetes de tipo 2.
- Adelgaza, incluso aunque no se acompañe de dieta (aunque, por supuesto, la combinación de ejercicio físico y dieta es lo que más hace perder peso).
- Mejora la salud de los huesos, ya que aumenta la densidad mineral y previene la osteoporosis. En personas que ya tienen osteoporosis, los estudios muestran que el ejercicio físico reduce el riesgo de fractura de cadera.
- Ayuda a prevenir el cáncer de colon, estómago, esófago, mama, próstata, vejiga, riñón, páncreas, endometrio y pulmón. Además, en personas que han tenido cáncer, aumenta la esperanza de vida.
- Tiene un efecto positivo sobre la salud mental: ayuda a dormir, disminuye el estrés y la ansiedad, previene la depresión y mejora el rendimiento intelectual.
- Alarga la vida: se vive más y mejor.
Y no te creas, que seguro que nos dejamos algún beneficio que otro…
Aunque la mayoría de los efectos descritos son comunes a los dos grandes tipos de ejercicio (aeróbico y de resistencia o fuerza), este último es especialmente útil para aumentar la masa y la fuerza muscular, así como la densidad mineral ósea. Esto es fundamental en personas mayores y también en aquellas con artrosis, donde es frecuente que se pierda masa muscular.
Por ejemplo, la artrosis de rodilla se asocia a una disminución del tono y la fuerza del cuádriceps, lo cual empeora el dolor y limita más la actividad. Lo mismo ocurre después de una intervención (incluida una artroplastia o intervención en la que se sustituye la articulación por una prótesis). Por eso, los ejercicios de fuerza son fundamentales en estas situaciones.
Los contras de la actividad deportiva
En contraposición, el ejercicio físico también tiene riesgos (relájate, que la lista es corta):
- Los más frecuentes son, lógicamente, las lesiones (esguinces, tendinitis, fascitis, etc.), sobre todo en personas poco entrenadas.
- El riesgo de arritmias, infartos o muerte súbita es muy bajo, pero existe.
- La rabdomiólisis (destrucción del músculo) también es rara, pero puede ocurrir cuando se hace ejercicio muy intenso en condiciones de calor y humedad extremas.
En cuanto al efecto del deporte sobre las prótesis de rodilla, se cree que los deportes en los que el impacto es alto pueden dañarla y hacer que se desgaste antes y haya que cambiarla. Decimos «se cree» porque apenas hay estudios sobre el tema y los que hay son controvertidos.
Lo que sí parece claro es que la actividad física, en general, resulta positiva para la recuperación posoperatoria y la supervivencia de la prótesis, ya que mejora la calidad del hueso y la implantación de la prótesis.
Un poco de historia: la vejez ya no es lo que era. Y las prótesis, tampoco
Hoy en día, la gente vive más tiempo que antes y llega a la vejez en mejores condiciones. La calidad de vida ha mejorado y las costumbres, también. Antes, era raro ver a la gente corriendo por la calle, mientras que ahora está a la orden del día. Proliferan los gimnasios y no solo están llenos de gente joven, sino también de mayores de 65 años (lo que se define como adulto mayor o anciano). Todas estas personas físicamente activas desean seguir haciendo deporte durante mucho tiempo y no quieren que su artrosis sea un impedimento.
Acorde con las expectativas de la gente y con los avances de la medicina, las prótesis también han evolucionado. En el siglo pasado, las prótesis de rodilla eran una alternativa en personas ancianas con artrosis muy avanzada. Se buscaba aliviar el dolor y permitir volver a caminar y a realizar las actividades de la vida diaria, que, en la mayoría de los casos, no incluían el deporte (porque la gente no lo practicaba).
Ahora, las prótesis son una opción en personas cada vez más jóvenes que quieren seguir llevando un estilo de vida activa sin dolor. Existen numerosos avances terapéuticos para la artrosis de rodilla, y las técnicas de intervención y los materiales de las prótesis son cada vez mejores. Aun así, no todo vale. Existen actividades deportivas que son perjudiciales porque desgastan la prótesis más rápido o pueden desplazarla. A continuación, te contamos los deportes recomendados y los que es mejor evitar después de una artroplastia de rodilla.
Entonces, ¿qué deportes puedo hacer con mi prótesis?
De lo visto hasta ahora, queda claro que el deporte es beneficioso y debe seguir realizándose después de una intervención de rodilla, pero hay que adecuar las actividades para no dañar la prótesis. Ahora bien, ¿qué actividades están permitidas y cuáles no son recomendables?
La vuelta al deporte depende de muchos factores
El tipo de actividades deportivas que podrás hacer en tu caso particular es un tema que tendrás que hablar con tu traumatólogo. El tipo de deporte y la intensidad con que lo puedas practicar dependerá de muchos factores, como el tipo de intervención y de prótesis, la edad, el peso y la forma física, la motivación y, sobre todo, la experiencia deportiva previa a la intervención. No es lo mismo alguien con 60 años que entrene a diario y corra maratones que alguien con 75 que vaya a pilates dos veces a la semana. Por tanto, tómate este post solo como una guía.
Por otro lado, los traumatólogos no se ponen del todo de acuerdo, ya que faltan estudios científicos sobre el efecto de las diferentes variedades deportivas en las prótesis. Muchas recomendaciones se basan en encuestas a traumatólogos y otros profesionales sanitarios relacionados con el deporte, es decir, en opiniones (basadas en la experiencia, pero opiniones, al fin y al cabo). Tanto es así que, por ejemplo, si te operaran de una artroplastia de cadera en Estados Unidos, solo el 21 % de los cirujanos te permitiría volver a realizar actividades deportivas de alto impacto, mientras que, si te operaran en Dinamarca, el 55 % te «daría su bendición».
Una vez aclarado esto, vamos al grano. Lo primero que tenemos que diferenciar es el grado de riesgo sobre la prótesis que supone cada deporte. En función del impacto, se clasifican en deportes de impacto bajo, medio y alto. También hay que tener en cuenta el riesgo de caídas o de sufrir golpes.
Deportes de bajo impacto: permitidos
Este tipo de deportes son adecuados para prácticamente todas las personas después de una artroplastia de rodilla, una vez pasado el tiempo de recuperación pertinente. Son actividades beneficiosas para la salud y que tienen muy bajo riesgo de dañar la prótesis. En esta categoría se clasifican las siguientes:
- Caminar
- Bicicleta estática
- Golf
- Natación y gimnasia acuática
- Bolos
- Bailes de salón
- Tenis de mesa
- Gimnasia suave
- Petanca
Deportes de impacto medio: permitidos si ya se practicaban antes
Son deportes que requieren una experiencia previa para asegurarse de que se practican con el mínimo riesgo para la prótesis. Es decir, si antes de operarte practicabas alguno de ellos, puedes seguir haciéndolo. Sin embargo, si no lo hacías, es mejor que no empieces ahora. Son los siguientes:
- Bicicleta
- Senderismo
- Esquí
- Tenis de dobles
- Vela
- Remo
- Piragüismo
- Patinaje
- Montar a caballo
- Pilates
Deportes de alto impacto: mejor evitarlos
A pesar de que, como hemos dicho, faltan estudios que avalen que este tipo de deporte realmente disminuya la duración de la prótesis, la prudencia y la lógica llevan a recomendar a la mayoría de los traumatólogos que estos deportes dejen de practicarse. Los deportes de contacto aumentan el riesgo de lesiones y tampoco se recomiendan. Son los siguientes:
- Fútbol
- Baloncesto
- Balonmano
- Voleibol
- Correr
- Tenis individual
- Gimnasia intensa
- Squash
- Escalada
- Hockey
- Esquí acuático
- Karate
- Judo
¿Cuándo podré volver a practicar deporte después de mi intervención de rodilla?
El tiempo mínimo de recuperación para volver al deporte después de una intervención de prótesis de rodilla es de 3 meses. Lo habitual son de 3 a 6 meses, aunque muchas personas necesitarán más de 6 meses, sobre todo si la prótesis es total.
Este tiempo es aproximado, ya que dependerá, una vez más, del tipo de deporte y de otros factores relacionados tanto con la intervención como contigo. Es lógico que sea más fácil y rápido retomar las actividades deportivas menos intensas que las de mayor impacto, y que alguien entrenado y muy motivado seguramente se recupere antes.
De todos los factores que influyen en el tiempo de recuperación después una cirugía de rodilla, hay uno que, en gran medida, depende de ti: la rehabilitación posoperatoria. Cuanto más efectiva sea, antes volverás al deporte. Si sigues las instrucciones de tu médico y eres disciplinado con los ejercicios que te paute, la recuperación será más rápida y exitosa.
En este sentido, los ejercicios de rehabilitación buscan trabajar la potencia muscular (sobre todo, del cuádriceps), la movilidad, el equilibrio y la coordinación, y se adaptarán a la fase posoperatoria en la que estés. A su vez, retomar la actividad deportiva también debe ser un proceso gradual.
El consejo más importante: habla con tu médico
Recuerda que todo lo dicho aquí es orientativo y no puede aplicarse a todos los casos. Las técnicas quirúrgicas son cada vez menos agresivas y las prótesis más resistentes, y la tendencia es que los especialistas vayan permitiendo cada vez más tipos de actividades deportivas. Asimismo, hay muchas terapias nuevas para la artrosis de rodilla que pueden ser una opción para ti.
Habla con tu médico y cuéntale tus preferencias. Incluso en deportes en principio prohibidos, en ciertos casos puede existir la posibilidad de disminuir el impacto mediante adaptaciones con dispositivos físicos, o cambiando la técnica o el terreno de juego. Juntos, elaborad un plan deportivo que sea aceptable para ti… y para tu prótesis.
Si, finalmente, debes cambiar de actividad deportiva, no te desanimes. Hay muchos deportes que puedes realizar y que, además de divertidos y estimulantes, tienen muchísimos beneficios para la salud (lee la lista del principio del post para refrescar la memoria). Y ahora sí, ya no te quitamos más tiempo: ¡a entrenar!
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