“¿Por qué ha tenido que pasarme esto a mí, doctor?”
Es una de las frases que más escucho de mis pacientes, tanto como pregunta real para saber la causa del problema como a veces como lamento ante la adversidad.
La respuesta es sencilla: nuestro cuerpo está diseñado para romperse, está diseñado para deteriorarse.
Al igual que todos los cuerpos de todos los seres vivos e inanimados.
Porque la energía fluye desde un estado de orden y concentración hasta un estado de desorden y dispersión.
Es nuestro destino.
Porque un puzle sólo tiene una forma de estar acabado, pero sus piezas esparcidas pueden hacerlo de una manera (casi) infinita.
Porque la entropía (energía dispersa o desorden, según diferentes interpretaciones) siempre aumenta.
Es la segunda ley de la termodinámica y de ella nada escapa.
Nada.
Todo se termina rompiendo de una forma o de otra o deteriorando.
Aunque pueda arreglar tu cuerpo con cirugía o detener temporalmente tu deterioro con Medicina Regenerativa…
Al final se romperá o se estropeará.
De nada sirve lamentarse, pues. Tenemos que aceptar nuestro destino.
Ya que nuestro fin está determinado, disfruta del viaje, joven.
Bueno, puede que a pesar de esta melancólica reflexión termodinámica otoñal pueda hacer algo por ti, al menos unos años.
Al final, como decía mi abuelo: “A vivir que son dos días, que en cien años, todos calvos”.
Es muy probable que puedas volver a usar tu articulación como antes de lesionarte (y sin operarte)
Deja tu email y te lo cuento en 6 minutos: